Uno de los síntomas de la felicidad es la alegría que muestra una actitud de agradecimiento hacia la vida. Recién estrenado el 2016 es el momento perfecto para cerrar capítulos en nuestra vida para dejar que todo aquello que sobra quede en el lugar en el que debe estar. Ojalá que el nuevo año te regalo 365 nuevos motivos de felicidad, ilusiones, desarrollo personal y magia. Pero si de verdad queremos lograr este estado emocional, no debemos posicionarnos en un rol pasivo sino que tenemos que ser creadores de nuestro propio destino.

¿Cómo lograr este objetivo? Tomando decisiones que te ayuden a ser la persona en la que realmente quieres convertirte. No solo podemos analizar nuestro presente sino también, nuestro potencial de futuro que marca el horizonte de la evolución y el desarrollo.

Mejorar las relaciones personales

Para ser más feliz es recomendable poner el foco de atención en el deseo sincero de querer evolucionar en el plano de la amistad y de la pareja (en el caso de tenerla). Dedicando más tiempo al ocio, mejorando la comunicación, mostrando un interés sincero por los demás. Por tanto, la felicidad parte de la premisa de cultivar el ego.

Además, también es muy importante dar valor a los detalles del día a día porque pese a las connotaciones negativas que tiene la palabra rutina, en realidad, este escenario nos aporta la mayor parte de nuestra alegría. Si no te gusta tu rutina, cámbiala por nuevas costumbres.

El valor de la sonrisa

Una sonrisa puede cambiarlo todo. Tanto que incluso cuando sonreímos sin ganas, nos animamos un poco. Pero además, también puedes cambiar la vida de los demás, gracias al impacto positivo que produce tu propia sonrisa como un espejo en el que los demás pueden mirarse. Para ser felices debemos pensar más en dar que en recibir.