El enamoramiento es un estado transitorio, es decir, no dura eternamente. De hecho, es mucho mejor que la duración de este estado sea transitorio, precisamente, porque de esta forma, cualquier persona valora de una forma más especial esos instantes que se muestran por diferentes síntomas: exaltación de la emoción, mariposas en el estómago, nervios, alegría, sensación de plenitud…
Pero durante ese estado emocional también es más difícil centrar la atención en otros objetivos, por ejemplo, es más costoso centrar la atención ante los libros para preparar un examen. El efecto del enamoramiento se pasa, sin embargo, algunas personas de una forma equivocada creen que también se acaba el amor y se rompe la relación. Este comportamiento lo tienen, especialmente, aquellas personas que viven enganchadas a la pasión de los inicios.
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