Tras el final de una historia de amor, los protagonistas tienen mucha prisa por olvidar el amor. Parece una contradicción pero no es así. Después de la idealización que se hace del otro durante meses o años, después de alimentar el mito, cuando llega la decepción, la mente se esfuerza por matar a ese chico que parecía perfecto o a esa chica ideal que ha dejado de serlo. Es una forma de superviviencia emocional ya que sería muy difícil poder decir adiós a alguien a quien admiras de verdad. Por ello, el olvido forma parte de una de las etapas del desamor.
Pero el precio del olvido va más allá y es que, a veces, algunas personas llegan a perder de vista parte de su pasado. Es decir, guardan tanto rencor hacia una pareja que después de la ruptura borran cualquier momento de su mente que pueda ser bonito. Todo parece una tragedia, una catástrofe… La verdad es que sería mucho más bonito aprender a vivir recordando todas las cosas buenas que te ha dado el otro, aquello que te hizo sentir y lo especial que fue para ti. No es fácil enamorarte por ello, una vez que te has sentido así, es mejor que guardes esos momentos en tu corazón con cariño.
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