Ser mujer en el siglo XXI significa tomar conciencia del papel histórico que protagonizas. Y los estereotipos románticos tan propios de los cuentos de hadas, no describen la realidad del amor saludable. De hecho, seguir prolongando el estereotipo de que una persona puede cambiar por otra, es eternizar el sufrimiento crónico. Las personas, hombres y mujeres, cambian porque quieren, si desean hacerlo por iniciativa propia. Pero aquellas mujeres que sufren porque esperan que su pareja cambie por ellas olvidan que están depositando una fe ciega en los actos ajenos.
Cómo romper con los mitos románticos
Los estereotipos románticos hablan de princesas que necesitan ser rescatadas por un amor de ensueño. La vida real está llena de mujeres que también enamoran con el corazón, pero sin perder el rumbo de su propia historia. Es decir, asumiendo un amor en igualdad de condiciones en el que es muy importante superar los roles marcados por estereotipos injustos.
Mujeres luchadoras, conscientes de sí misma, con fuerza de voluntad y ganas de crear su destino a través del empoderamiento. Un concepto que recuerda la importancia del feminismo en la historia, como lucha de derechos y libertades. Los estereotipos románticos, por el contrario, conducen a la idea de que solo cuando sufres por amor, amas a esa persona de un modo incondicional. Lo cierto es que cuando una historia es feliz y te hace bien, te darás cuenta de ello justamente por el efecto contrario. Por la agradable sensación de sentir que estás en el lugar en el que deseas estar.
Finales de cuento
Cuentos de hadas que siempre terminan con un previsible final feliz marcado por un único guión. En la vida, afortunadamente, existen muchos caminos diferentes. Lo importante es que cada persona, hombre o mujer, encuentre su propio lugar y su forma de realización. Siempre desde la libertad.