¿Dónde van a parar los sueños que se rompen? A algún rincón del alma dejando una huella de decepción, desencanto, rabia y dolor. No es positivo dejar de soñar pero a veces, las malas experiencias, los amores rotos o las amistades que quedaron a mitad de camino te hacen sentir tan vulnerable que prefieres dejar de soñar antes que arriesgarte a sufrir de nuevo.
Es decir, antes que apostar por la confianza en los demás. Existen épocas de la vida en las que todo se ve de un color gris muy oscuro. Y parece que tienen que pasar siglos hasta que la luz del sol vuelva a brillar. Cuando se habla de amor es mejor ser realista, es decir, no caer en utopías ni en historias idílicas.
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