Los recuerdos están ahí, siempre. No puedes aparcarlos aunque quieras porque es difícil olvidar a una persona a la que has querido de verdad y con quien has compartido momentos bonitos. Los recuerdos, además, afloran en el momento más inesperado. Tal vez, después de mucho tiempo, vuelves a tomar un café con un amigo a un lugar en el que estuviste mucho tiempo con tu pareja. Y de pronto, una nube de pasado te envuelve como si nunca se hubiera marchado. Como si, ese nudo en el estómago, volviese estar ahí de nuevo.
Para combatir los recuerdos de forma curiosa, lo primero que debes hacer es afrontarlos. Es decir, si te proteges hasta el extremo de evitar todas aquellas situaciones y lugares que te recuerdan a tu ex, entonces, nunca podrás saber si de verdad superaste la historia. Por el contrario, si te expones al dolor de que te vengan a la mente esos recuerdos, entonces, un día seguro que logras recordar el pasado con toda la naturalidad del mundo y quedándote únicamente con una sensación de agradecimiento.
Cuando vuelvas a tener recuerdos del pasado, las emociones volverán a aflorar al cien por cien. Por ello, está bien que te des un tiempo y no te preocupes en exceso si durante unos días estás más triste o no te apetece hacer nada. Superar un desamor es un proceso largo en el que hay muchas etapas, por ello, relájate y céntrate en el ahora. La verdad es que nunca podrás decir adiós a los recuerdos, sencillamente, porque la memoria tiene una función importante de análisis del pasado.
El objetivo es poner la atención en lo bonito y dejar de lado las preocupaciones, los problemas, los fantasmas y las debilidades. Cuídate a ti mismo y no tengas miedo de sentirte vulnerable por haber querido a una persona de verdad, más allá de cuál haya sido el resultado final.