Existen muchos tipos de actitudes tóxicas que pueden potenciar el nivel de defectos de una persona. Esta actitud puede ser temporal, como consecuencia de una mala racha personal, o por el contrario, convertirse en una característica habitual. ¿Cuáles son los cuatro patrones de comportamiento tóxicos por la energía que producen?
El inoportuno
Aquel que no mide las consecuencias de sus palabras y hace preguntas que superan el nivel de confianza que tiene contigo. Es una persona inoportuna, sencillamente, porque sus palabras están fuera de lugar. Sientes que sus pregunas son una invasión en tu propia intimidad.
El quejica crónico
Es aquel que incluso en circunstancias favorables, encuentra algo negativo de lo que quejarse. Es una persona que encuentra un «pero», incluso en medio de una buena noticia. Por tanto, son personas que transmiten mucha energía negativa a los demás con esta actitud porque la queja es como un ruido ensordecedor.
La persona «y yo más»
Es aquella persona que mide la relación desde el término de la comparación. Por ejemplo, le gusta sobresalir constantemente en términos de apariencia, mostrando que tiene un gran trabajo. O, también, en lo negativo, este tipo de actitud puede derivar en una competición absurda por demostrar quién sufre más. De este modo, cuando compartes una preocupación con una persona que tiene este perfil, no hará caso de aquello que le dices porque pronto centrará la atención en contarte que tiene una preocupación mayor todavía.
La persona incoherente
Dice una cosa pero hace otra. Rompe tus expectativas constantemente. Sin embargo, nunca te da una explicación de nada. Y si tú le pides alguna, entonces, se justifica como si fuese un niño pequeño pero no se hace responsable de las consecuencias de sus actos. ¿Cuál es el resultado? Una falta de compromiso por su parte para cuidar esa amistad o hacerlo en la forma en la que a ti te gustaría.