Una cita es, simplemente, un encuentro con una persona que tal vez, puede dar lugar a una sucesión de citas o de planes, o tal vez, también puede que la historia termine ese mismo día. Cuando te proponen una cita, más allá de que tengas ganas, no siempre dices que sí, a veces, dudas e incluso, rechazas la oferta. Detrás de esta actitud puede esconderse el miedo. Miedo a sufrir por amor ya que tal vez, todavía no has curado la herida de una decepción reciente.
Pero a veces, la falta de autoestima adecuada también puede llevarte a rechazar una cita, por ejemplo, cuando te consideras poco atractivo para la otra persona, cuando crees que se puede aburrir contigo, cuando te sientes inseguro al extremo hasta el punto de no saber qué temas de conversación podrás tener. En general, no hay nada que puedas perder por ir a una cita, al revés, tienes mucho que ganar.
En primer lugar, tienes la opción de conocer a otra persona y salir del plano de la rutina. También, este tipo de planes, te permiten conocerte más a ti mismo en este tipo de circunstancias. Incluso, aunque tal vez tu historia con la otra persona no prospere en forma de amor, sí que puede nacer una bonita amistad que sea para siempre. Además, no conviene valorar todo en una primera cita sino que siempre es positivo que le des otra oportunidad al otro y a ti mismo.
Del mismo modo, cuando te gustaría quedar con una persona que nunca te propone un plan, no lo dudes, y toma la iniciativa de sugerirle un cita. Tal vez, al principio te cueste mucho dar el paso, pero con la práctica, irás superando esa timidez que a veces surge cuando te gusta una persona y no sabes cómo decírselo.