El amor necesita de menos miedo y de más esperanza, al menos, cuando se pretende construir una historia que sea de verdad. ¿De dónde procede el miedo? De los fracasos acumulados sobre la espalda, de las veces que te hicieron daño, de ese sentimiento de decepción que arrastras por lo que pudo ser y no fue, en el peor de los casos, tal vez en algún momento jugaron con tus sentimientos… En la medida en que crecemos, se pierde inocencia desde un punto de vista emocional en tanto que el grado de desconfianza hacia los demás también aumenta.
Sin embargo… ¿Qué se consigue con tanto miedo? A veces, dejar pasar a personas que merecen la pena por quedarte en la seguridad de tu soledad donde nadie puede convertirte en alguien vulnerable, nadie puede herirte ni decirte cosas que te duelan. Pero nunca olvides que el amor no es sólo eso, es decir, el amor también implica buenos momentos, alegrías e ilusiones compartidas por ambas partes.
Merece la pena tener menos miedo y más esperanza, sencillamente, porque esa es la única forma de vivir la vida desde un punto de vista positivo en donde el optimismo puede llevarte a vivir grandes experiencias. Pero además, más allá de los casos de divorcio, de las historias que tienen fecha de caducidad, también existen parejas que pasan juntas toda su vida. Y nadie te dice que no puedas ser tú quien tenga el gran privilegio de envejecer junto a alguien que conociste en tu juventud.
Toda historia eterna, tiene un inicio. Por ello, anímate a caminar ese principio del camino con esperanza y aunque tengas miedo, recuerda que el otro también lo tiene. Lo importante es aprender a convivir con las dudas y la incertidumbre sin rozar el plano de la angustia. Sólo así se puede sentir la ilusión, de lo contrario, el temor la mata.