El amor es verdadero cuando surge de la libertad. Y la libertad humana muestra una realidad excelente. Aquella que surge del hecho de poder decidir, es decir, valorar diferentes alternativas antes de dar un paso o meditar el tiempo suficiente para la acción. En este sentido, algunas personas se sienten mal cuando dicen no. Por ejemplo, existen personas que tardan demasiado tiempo en decir que no tienen interés en tener una relación seria, simplemente, por el miedo de herir al otro. En realidad, la claridad de los actos y de las palabras causa mucho menos dolor que generar falsas ilusiones y expectativas equivocadas en el corazón ajeno. Evita confusiones innecesarias a través de una palabra breve pero de gran fortaleza: no.
Incluso, dentro de la relación de pareja, existen momentos en los que es indispensable dejar las cosas claras. Por ejemplo, cuando uno quiere ir más deprisa que el otro, es importante que aquel que necesita más calma, marque sus propios límites y especifique hasta dónde está dispuesto a llegar por el momento. Existe otra forma de decir no. Y es la que surge de la ruptura que se refleja en la idea de “no quiero seguir con esta historia”. Se trata de una libertad que te pertenece, porque además, nadie merece una historia basada en la costumbre y en la falta de deseo.
Existen otros momentos mucho más sencillos ante los que también se puede responder con la libertad del rechazo. Por ejemplo, cuando alquier te propone un plan y la idea no te gusta, o simplemente, crees que no se trata del momento adecuado y prefieres posponer esa actividad. Debes mostrar también tu disconformidad cuando no estás de acuerdo en un tema. En esencia, en el amor, debes ser tú mismo, mostrarte tal y como eres y no tener miedo.