Tener un hijo es la decisión más importante que puede tomar una pareja. Las parejas deben saber cuál es el momento adecuado para tener ese hijo y estar preparadas para los cambios que producirá en sus vidas.
Deben hacerse a la idea de que ser padres significa ser los responsables de una nueva vida, que precisa tanto de cuidados físicos como educación, protección, etc. Y que para ello es necesario dedicarle tiempo y paciencia.
La llegada del bebé supone renunciar al estilo de vida al que la pareja estaba acostumbrada, para adaptarse a uno nuevo. Por ello, a pesar de la alegría y satisfacción que produce tener un bebé en casa, puede ocasionar problemas y conflictos para muchas parejas.
Ambos comienzan una experiencia nueva, e inevitablemente surge la duda de si serán o no buenos padres.
Lo importante es que cuando nazca el bebé ellos puedan ofrecerle todo lo que necesita, en sentido físico y afectivo. Así podrá desarrollarse en las mejores condiciones posibles.
Con el nacimiento del bebé, surge la evidencia de que nada volverá a ser como antes y comienzan a notarse los efectos del cansancio y las malas noches. Esto unido a los cuidados y atenciones que necesita durante todo el día, hace que la relación de pareja quede relegada a un segundo lugar.
Para que la relación de pareja no se vea afectada, es necesario encontrar tiempo para estar juntos. Deben compartir el cuidado del bebé para que la madre no llegue a un cansancio extremo y sólo desee irse a dormir cuando acabe el día.
También es aconsejable buscar quien ayude; abuelos, hermanos, personas de total confianza para que la pareja pueda salir una noche a cenar, al cine, con los amigos, etc. ya que es importante que encuentren momentos de distracción y que puedan estar juntos.