La infidelidad representa un alto impacto psicológico en una relación de pareja. Este hecho se convierte en la gota que ha colmado el vaso de una serie de situaciones previas que con frecuencia, mostraban una relación de pareja que no iba del todo bien. A veces, una vez que ha ocurrido la infidelidad, las parejas toman conciencia en el seno de esa relación de cuántas situaciones toleraron que no deberían haber aguantado o de cuántas insatisfacciones silenciaron que en realidad deberían haber expresado.
Tomar una decisión al respecto
Sin embargo, cuando se produce la infidelidad este hecho tiene tal impacto emocional que la fuerza de la ira hace que todo ese cúmulo de malestar previo, adquiera un nuevo significado bajo la óptica de este acontecimiento que la mayoría de las parejas vinculan con una deslealtad y una traición.
El impacto psicológico de una infidelidad es notable ya que pone a las parejas en la encrucijada de tener que tomar una decisión firme y clara entre dos opciones muy concretas: seguir adelante con la relación y luchar por ese amor (una opción que solo es posible desde el perdón incondicional) o romper esa relación de pareja tras lo sucedido. Una alternativa que generalmente plantea un debate interior en las parejas que experimentan una lucha entre razón y corazón. No siempre es fácil olvidar con el corazón aquello que la mente sí ha logrado racionalizar.
Evitar el rol de víctima
La infidelidad es un hecho que duele todavía más cuando se produce en una relación estable tras haber formado una familia en común con esa persona. Y entonces, esta infidelidad hace temblar el soporte emocional de dicha felicidad. Para superar una infidelidad es importante evitar la diferencia de roles vinculando a uno en el rol de víctima. Por otra parte, también es positivo hablar de responsabilidad por lo sucedido y no de culpa.