Conviene acotar el romanticismo en su contexto. El amor también requiere de una mentalidad práctica en cuestiones económicas, por ejemplo. La independencia económica en una relación, es un paso muy importante para evitar dependencias emocionales de otro tipo. La independencia económica es siempre importante en una relación de pareja, pero lo es todavía más importante cuando algo no funciona como antes. Por ejemplo, cuando una persona comienza a plantearse la posibilidad de un divorcio analiza también su propia situación económica.
Libertad financiera
Es decir, la libertad financiera propicia el desarrollo personal, sencillamente, porque muchas formas de control comienzan por el dinero entendido como una forma de poder que uno ejerce sobre el otro.
La independencia económica es, además, un reflejo del propio desarrollo profesional de quien ha invertido en su felicidad laboral como un motor importante en su vida. Es cierto que el amor da muchas satisfacciones, pero el trabajo también ofrece bienestar psicológico.
La independencia económica en la pareja es una base positiva para la igualdad real en el seno de la relación. Es decir, permite no establecer roles limitantes en el seno de una historia en la que los dos pueden aportar recursos económicos para mejorar la calidad de vida en pareja. Esta independencia económica también es un reflejo de la propia evolución en la superación social que ha condicionado a la mujer en la dependencia hacia su pareja en etapas previas de la historia.
Igualdad de oportunidades
El amor no da la felicidad, sin embargo, su forma de gestionarlo sí influye de un modo importante en el propio bienestar de pareja, al igual que la propia estabilidad económica para hacer frente a los gastos compartidos de la convivencia. La igualdad financiera es valiosa en el contexto del amor porque eleva la autoestima de ambos al hacer frente a los gastos compartidos.