A nivel social, la infidelidad se ha vinculado más con los hombres que con las mujeres. Establecer roles tan generales, no siempre resulta acertado. Ya que la infidelidad femenina es un tema cada vez más recurrente y repetido no sólo en la literatura, sino también, en el cine, y lo que está claro, en la realidad. La infidelidad está vinculada con los valores más profundos de un ser humano, es decir, dependiendo de cuáles sean las bases de fondo de una pareja, dicha infidelidad, puede ser considerada como una tragedia, o simplemente, como un obstáculo que puede ser totalmente superado.
Sin embargo, la infidelidad femenina todavía es peor vista que la masculina, en este sentido, desde un punto de vista social, somos más permisivos con este tipo de gestos cuando los cometen los hombres. ¿Por qué? La realidad es que el camino hacia la igualdad plena y absoluta, todavía debe de avanzar algunos pasos.
Detrás de la infidelidad existe dolor por no haber hecho las cosas del modo correcto. Es decir, muchas personas se arrepienten después de haber tenido una historia fuera de la relación. Incluso en el caso de aquellas personas que finalmente, rompen con su pareja, se pueden arrepentir de haber tenido un final tan hiriente. Detrás de la infidelidad, existe el deseo. Ante ese deseo, algunas personas sucumben y otras, logran resistir.
Lo cierto es que en caso de tener una relación estable, merece la pena no tirar por la borda todo el camino recorrido juntos por una historia sin importancia. La atracción física existe y la tentación también forma parte del mundo. Sin embargo, se puede superar con fuerza de voluntad, pero especialmente, teniendo la madurez de valorar lo que ya posees. Tanto la infidelidad femenina como la masculina muestran el lado menos agradable del amor.