El síndrome del perfeccionismo en el amor


El perfeccionismo es una actitud que no sólo puede darse en el plano profesional sino también, en el ámbito sentimental. El perfeccionismo no solo es un peso innecesario para aquel que lo padece sino también, para la pareja. ¿Qué actitudes son propias de un perfeccionista sentimental?

Altas expectativas

Una persona perfeccionista tiene altas expectativas constantemente, hasta el punto de que estas metas tan altas pueden desbordar al otro. En cierta forma, la persona se genera unas ideas previas en relación con las actitudes del otro o un plan determinado y se frustra en el caso de que no se hayan cumplido.

Corrige con frecuencia al otro

La actitud que define a una persona perfeccionista es la exigencia. En ese caso, el perfeccionista lo es consigo mismo pero también, con su pareja. De ahí que es posible tener actitudes que lejos de acercar al otro, marcan una distancia: las correcciones constantes hacen sentir al otro que está superando un examen tras otro. En el caso de una persona que tiene una baja autoestima, este patrón de comportamiento puede derivar en una situación de dependencia en la que uno busca la aprobación del otro.

No se fija en lo positivo

Una persona perfeccionista sí observa aquello que es positivo, sin embargo, en su afán porque todo sea ideal, deja que aquello que parece menos bonito eclipse incluso lo que es perfecto. De este modo, surge el sentimiento de frustración interior. El perfeccionismo roba felicidad presente, ilusión por las pequeñas cosas y también, quita espontaneidad. El perfeccionista quiere tenerlo todo bajo control. Por eso, pierde la naturalidad de la improvisación.

El perfeccionismo también es causa de bloqueo ya que la persona perfeccionista, en ocasiones, prefiere no hacer algo que hacerlo, y arriesgarse a que esté mal. El primer paso para corregir una actitud es reconocer un problema como tal.

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