Los niños pueden hacer que una boda se convierta en una celebración mucho más divertida y simpática. Lo más probable es que los pequeños quieran formar parte de algunas de las actividades que haya que realizar antes, durante y después de la boda. Recuerda, cuando invites a parejas con niños, tendrás que saber tener más paciencia de lo habitual. Los pequeños no controlan sus emociones tan fácilmente como los adultos por lo que de repente la celebración se podrá “llenar” de carcajadas o de lágrimas.
Aunque los pequeños se caracterizan por un comportamiento inesperado no evites invitar a gente con niños pequeños. Estos pueden implicar algún tipo de problema, como por ejemplo retrasos o distracciones pero, no lo saques de quicio y sigue manteniendo el tipo en tu boda con normalidad. No te compliques demasiado con la planificación de todo lo que deben hacer los pequeños, es mejor que las cosas salgan de forma natural a que se fuerce a los niños a hacer cosas que en realidad no quieren.
Dependiendo de las edades de los pequeños asistentes, lo mejor es que hables con los papás acerca de sus gustos y de cómo suele ser su comportamiento normal en lugares cerrados. Asegúrate de que los papás hablan a los pequeños sobre su comportamiento en la boda. En general, la mayoría de los niños se aburren con el paso del tiempo y ellos mismos empiezan a intentar entretenerse realizando diferentes juegos. Intenta que estén entretenidos desde el principio para que no se puedan aburrir.
Una excelente solución para estos casos es comprar unas cámaras desechables y pedirles que sean ellos los que se encarguen de las imágenes de la boda. Verás cómo estos intrépidos fotógrafos os hacen pasar unos ratos estupendos.