El amor es un ingrediente vital dentro de la vida. Por ello, un amor que te haga feliz a ti es aquel que te aporta bienestar. En el momento en que sigues metida en la rueda de una obsesión, que apuestas al extremo por alguien que te trata con indiferencia o que vives con tristeza porque el chico de tus sueños no te hace ni caso, entonces, tal vez, debes empezar a pensar que lo estás dando todo por alguien que no te corresponde del mismo modo.
Dar y no recibir lo esperado es algo natural en algunos momentos, pero lo que debes evitar siempre que puedas es el sufrimiento innecesario. En otros casos, también hay chicas que aman demasiado cuando se ven inmersas en una relación destructiva y viven con la esperanza de que el otro cambie. Es decir, en vez de pensar en el presente se centran en el futuro como única fuente de ilusión posible. ¿Cuándo amas demasiado? Cuando por querer a otra persona te olvidas incluso de ti misma, de tu bienestar, de tus necesidades y deseos. Es decir, debes encontrar el equilibrio para tener una autoestima saludable y no perder de vista cuál es tu valor.
Nunca se ama demasiado cuando tienes la suerte de haber encontrado una relación gratificante. Es decir, en ese caso, cuanto más das, mejor te sientes. Sin embargo, sí se ama demasiado cuando el destinatario de ese cariño es alguien que no hace méritos para recibirlo.
Por ello, es importante que primero empieces a quererte a ti, que disfrutes de tu compañía. Y así también estarás más preparada para poner ciertos límites en tus relaciones con los demás utilizando el criterio adecuado en tus elecciones. No es una fuente de egoísmo elegir a aquellos que te hacen sentir bien.