Historias que no van a ninguna parte


Hay historias que duran un periodo de tiempo muy breve, sin embargo, llegan a atormentar durante mucho tiempo la mente de aquel que se niega aceptar la realidad de los acontecimientos tal y como sucedieron. Esto suele ser todavía más habitual en el caso de aquellas historias que no se concretan en un noviazgo, es decir, inicios que en cierto modo se quedan en nada. En este caso, el protagonista se queda recreando el ayer una y mil veces. Pensando en qué es lo que hizo mal. Intentando comprender el significado de cada palabra y de cada gesto que tuvo el otro. Cuando te ves metido en la rueda de esta situación, lo único que puedes hacer es parar la mente.

Lo primero que deberías pensar es que un amor que es de verdad no te hace sentir mal contigo mismo, infeliz, ni desgraciado. Por otra parte, cuando das un excesivo valor a la otra persona sobre tu nivel de bienestar y de felicidad estás perdiendo de vista todo el potencial que tienes dentro de ti mismo. Hay inicios que no se concretan en un noviazgo, sencillamente, porque a veces, puedes cambiar de opinión.

Alguien que en un principio te pareció interesante, de pronto, puede dejar de parecerlo. Es algo natural e incluso positivo ya que muestra que el conocimiento nos acerca o nos aleja más de esa persona que en un principio pudo ser especial. Si no nos diésemos la oportunidad de cambiar de opinión, estaríamos condenados al fracaso de concretar un amor a la fuerza.

Si estás sufriendo porque alguien te generó expectativas en tu vida que finalmente, no se han materializado en nada, sólo puedo decirte que pienses en la cantidad de personas que existen en el mundo. Date la oportunidad, en algún momento, de volver a sentir algo especial porque, aunque hoy creas que es imposible, estoy convencida de que volverás a sentir el amor de nuevo antes de lo que piensas. Y cuando eso suceda, te reirás por todo aquello que ahora te atormenta.

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