Cinco preguntas para conocer mejor a tu pareja

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Las preguntas refuerzan el diálogo de pareja por medio del conocimiento mutuo. Los planes de conversación son esenciales para dar protagonismo a las palabras. Y, también, a las interrogaciones que abren la puerta de respuestas creativas y únicas. En Son Pareja te damos ideas de cinco preguntas con las que puedes descubrir el universo interior de la persona que quieres.
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Consejos para la primera conversación


Cuando te decides y quieres mantener una primera conversación con esa persona que te gusta, las dudas pueden hacer que te termines echando para atrás. Lo importante es pensar en esos primeros temas de conversación y que te pueden ayudar si atraes a esa persona o no. Ten cuidado con los temas que seleccionas para esta primera conversación.

Intenta proporcionarle una breve introducción de ti mismo. No te centres en resaltar lo estupendo que eres, simplemente puedes empezar hablándole de un gusto personal. Dependiendo del entorno en el que os encontréis podrás hablar con esa persona de muy diferentes temas: deportes, moda, televisión… ten cuidado y no le hables, nada más empezar, del partidazo que hizo tu equipo de futbol la noche anterior.
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Hablar por teléfono antes de quedar (citas online)


Conocer a gente online es cada día más habitual. Si ese es tu caso, puede que este artículo te interese. Imagínate: llevas un tiempo conociendo a través de tu ordenador a una persona. Todavía no habéis hablado en persona y ambos empezáis a plantearos conoceros un día de estos. ¿Qué debes hacer? Por ahora, además de hablar por el chat, os habéis dado vuestros correos personales.

La comunicación por correo electrónico, aunque interesante y divertido, no es del todo una buena idea para seguir conociendo a una persona. El email es muy unidimensional, es decir, solo estarás leyendo lo que la otra persona ha elegido cuidadosamente para tú lo leas. Lo mejor es conseguir que os llaméis por teléfono. Cuando hablas por teléfono con alguien, apenas hay tiempo de pensar por lo que las respuestas son más sinceras.
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Conversaciones puntuales de mujeres y hombres


A la hora de hablar sobre sexo, las mujeres por un lado y los hombres por otro, tratan el asunto de distinto modo. Las primeras tienden a centrarse en los detalles y profundizan en los sentimientos. Sin embargo, generalmente los varones utilizan términos más directos pero no dan descripciones exhaustivas de la situación.

Los escenarios donde se desarrollan dichas conversaciones “subiditas de tono” son variados… Ellos aprovecharán la ocasión durante el entretiempo de un partido de fútbol, en el bar tomando una copa o en la oficina. El tema en torno al cual girará el intercambio comunicativo entre dos hombres corresponde a resaltar el método de conquista previo al desenlace pasional. Probablemente jamás hablarán de su sexualidad en cuanto a cómo la viven o cómo la sufren. En este sentido, nunca entrarán en intimidades, todo se quedará en una esfera superficial, seguramente jocosa que persigue buscar el entretenimiento. Al colectivo masculino le cuesta explicar en profundidad sus limitaciones sexuales. Su naturalidad queda mermada cuando se enfrentan a un verdadero problema. Afortunadamente, ya algunos hombres están rompiendo tabúes.
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Iniciar una conversación con alguien que no conoces


Iniciar una conversación es tan fácil para algunas personas como comer o respirar. Sin embargo, para ti que eres muy tímid@ o que incluso sufres algún trastorno de ansiedad social (SAD), una sala llena de extraños puede convertirse en algo verdaderamente intimidante. Si quieres empezar a mantener una conversación con alguien que no conoces, puedes seguir alguno de estos consejos:

– Opina sobre algo personal
Fíjate en algún accesorio o complemento que lleve la persona con la que quieres empezar a conversar: una joya, una camisa, un tatuaje, etc. Este tipo de objetos son perfectos para comenzar a mantener una conversación. Evita objetos demasiado íntimos. Si por ejemplo ves su sujetador por el escote, será mejor que no hagas ningún comentario.

– Recurrir a los clásicos
Frases como por ejemplo: “¿no te he visto antes en alguna parte?” pueden ayudarte a empezar a conversar. Por supuesto no te debes olvidar de las frases más clásicas: ¿dónde trabajas? ¿tienes alguna mascota? Etc. Recuerda que tampoco ese momento debe convertirse en un interrogatorio. Debes intentar conocer un poco mejor a esa persona.

– Comentarios graciosos
Una de las mejores maneras de empezar una conversación es hacer un comentario gracioso sobre algo que hay cerca de vosotros. El objetivo no es ser mal intencionado o criticar, así que asegúrate de mantener tus comentarios con un tono alegre. Trata de invitar a la otra persona a que se “adentre” en la gracia. Este método puede ser un poco arriesgado, ya que el humor de cada persona es diferente y puede que tu comentario no resulte como esperas.

Aprende a hablar en el momento oportuno


Puede suceder que en algunas ocasiones te sientas incómodo o desubicado justo después de expresar una opinión o pensamiento en una conversación o reunión. Eso sucede por no haber encontrado el momento oportuno, la situación correcta para decir y expresarte. Con estos consejos podrás mejorar tu comunicación para no quedar mal.

Lo primero es tener en mente las palabras que vas a soltar. La comunicación puede ser iniciada para informar, conocer información, alcanzar objetivos o establecer relaciones interpersonales. Identifica primero qué deseas conseguir a través de tus palabras, localiza con quién quieres hablar y valora la información que te brindará.

También debes aprender a manejar tu nerviosismo, especialmente si te diriges ante la persona que te atrae. En la mayoría de los casos, las personas suelen detectar el nerviosismo con las reacciones corporales. Seguramente si no controlas la situación te saldrá una voz temblorosa o de manos inquietas. Habla calmado o mejor guarda silencio. Recuerda que las palabras que digas con una actitud segura y confiada serán mejores recibidas por los demás.

Evita cualquier forma de movimiento que pueda delatar tu estado de ánimo, especialmente si no es bueno. En algunas ocasiones, la tensión se manifiesta a través de tics o muletillas. Presta atención a tu estado corporal y recuerda que tú eres quien lo controla. Si tienes en claro lo que quieres transmitir, todo será más fácil.

Mantén en todo momento un adecuado contacto visual. Una simple mirada es un excelente aliado para entender a los demás y reforzar lo que deseas decir. Mira profundamente a quien te diriges, pero llegar a intimidar. Redirige tu mirada con cierta frecuencia para no incomodar.

Por otro lado, también es bueno hacer un buen uso de los silencios. El silencio suele ser un buen aliado en las conversaciones. Procura emplear los silencios de manera adecuada, invitando al otro a quien te diriges a expresar lo que piensa o siente, o realizando un corte en tu discurso para pensar y recapitular acerca de lo que estás diciendo. Es importante decir las cosas despacio y sin prisas, vocalizando.

Tampoco puedes tener miedo a equivocarte, todo lo que digas debe ser reflexionado antes, pero cualquier persona puede errar en un momento dado. En toda comunicación corremos el riesgo de no ser comprendidos o mal interpretados, intenta que esto no suceda para evitar confusiones innecesarias. Si detectas que no te entienden, vuelve a empezar.

Finalmente, busca el momento adecuado. El decir algo cuando se debe decir cuesta mucho trabajo, y si hablas cuando no es oportuno, seguramente nadie te preste atención. Tienes muchas posibilidades de ser ignorado o no escuchado, y esto es lo que te causa frustración. Un buen comienzo para identificar las oportunidades convenientes es que lo hagas en un ambiente tranquilo, que favorezca el diálogo y con quienes estén predispuestos a entablarlo. A veces es mejor esperar, la vida es muy larga, no hay prisa.