Abrir el corazón es un acto de valentía. Expresar los sentimientos es un gesto de honestidad. A veces, el amor te lleva hasta los estados de máxima plenitud emocional. En otros casos, el desamor te lleva al abismo del sufrimiento irremediable. ¿Cuáles son esas situaciones amargas?
Cuando te enamoras de tu mejor amigo
Y te quiere solo como tal. Es decir, cuando dejas de disfrutar de esos planes de amistad que antes te encantaban porque ahora sientes que quieres algo más. Te has ilusionado y no puedes dar la espalda a la realidad. En torno a este tema reflexiona la obra de teatro que puedes ver actualmente en cartelera: “Prefiero que seamos amigos”, protagonizada por Lolita y Luis Mottola.
Declaración de amor no correspondido
Cuando decides dar el paso de expresar tus sentimientos a esa persona tan importante para ti y tus expectativas se rompen por completo ante palabras que suenan a desilusión. En ese caso, quédate tranquilo contigo mismo por haber actuado de forma coherente con aquello que tú sientes.
Cuando te abandonan por una tercera persona
Cuando tienes una relación de pareja que se acaba porque tu pareja se ha enamorado de alguien que no eres tú, sientes el dolor de una situación que de un modo inconsciente te lleva a compararte con esa tercera persona cuando esto es precisamente, lo que tienes que evitar a nivel mental. Recuerda que el control del sufrimiento comienza por la gestión del pensamiento.
Crisis grave de pareja
Existen crisis de distinto tipo. Pero cuando vives una crisis que realmente te lleva a dudar del futuro de esa relación, sientes el vértigo de la incertidumbre de futuro y te sientes a años luz de tu pareja. De hecho, en este punto, uno de los principales motivos de sufrimiento es la gestión de ese no saber qué va a pasar.