Es muy curioso cómo dependiendo de la visión que cada persona tiene del amor y de sus prioridades a la hora de buscar pareja, se da más importancia a unos aspectos que a otros en el proceso de conquista y de seducción. Existen personas que realmente, dan muy poca importancia al aspecto físico, conscientes de que lo esencial está en el interior. Es decir, en los buenos sentimientos, en la profundidad del corazón y en el carácter agradable que tiene el otro.
Sin embargo, siendo realistas, también sucede que hay personas que sólo se fijan en el aspecto exterior, es decir, conceden a la belleza estética una importancia desmedida teniendo en cuenta que los años no perdonan y dejan una huella notable también en el rostro de las personas más atractivas. La obsesión por la belleza física también se muestra en el caso de aquellas personas mayores que se fijan en alguien mucho más joven.
La atracción entre dos personas es importante ya que forma parte de ese motor tan bonito llamado deseo. Sin embargo, la belleza es tan subjetiva que más allá de los cánones actuales, no existe un único modelo de belleza. Por ejemplo, no a todos los chicos les gustan las chicas que tienen las medidas perfectas de una modelo. Más allá de la extrema delgadez, hay chicos que prefieren encontrarse con un modelo real de mujer.
Es habitual que sólo te fijes en la apariencia física en la adolescencia. Y aún así, también es habitual que tras haberte dejado eclipsar en exceso por la belleza de otra persona, puedas sentir que no tienes nada en común con ella una vez que le conoces de verdad en varias citas. La belleza física puede resultar en estos casos, hasta muy aburrida.