A la hora de hablar sobre sexo, las mujeres por un lado y los hombres por otro, tratan el asunto de distinto modo. Las primeras tienden a centrarse en los detalles y profundizan en los sentimientos. Sin embargo, generalmente los varones utilizan términos más directos pero no dan descripciones exhaustivas de la situación.
Los escenarios donde se desarrollan dichas conversaciones “subiditas de tono” son variados… Ellos aprovecharán la ocasión durante el entretiempo de un partido de fútbol, en el bar tomando una copa o en la oficina. El tema en torno al cual girará el intercambio comunicativo entre dos hombres corresponde a resaltar el método de conquista previo al desenlace pasional. Probablemente jamás hablarán de su sexualidad en cuanto a cómo la viven o cómo la sufren. En este sentido, nunca entrarán en intimidades, todo se quedará en una esfera superficial, seguramente jocosa que persigue buscar el entretenimiento. Al colectivo masculino le cuesta explicar en profundidad sus limitaciones sexuales. Su naturalidad queda mermada cuando se enfrentan a un verdadero problema. Afortunadamente, ya algunos hombres están rompiendo tabúes.
En otra línea, surge el comportamiento de las féminas, que se transmiten entre ellas sin el menor pudor todo lo que sucede en relación al sexo vivido con los hombres (ya sea de aquellos que permanecen en la actualidad con ellas, esos otros que las abandonaron o los que se están en perspectiva, es decir, entre los más deseados).
Y es que el hecho de sufrir juntas desamores eróticos, facilitar consejos y en definitiva compartir verbalmente esa parcela de la sexualidad, desencadena un acercamiento muy enriquecedor en las mujeres. Muchas veces de lo que no se percata una, otra lo intuye… Así, no sólo surge una plataforma para el apoyo, también para el aprendizaje.