La indecisión mantiene en el círculo de la incertidumbre continua a aquel que no concreta una posibilidad entre las diferentes opciones existentes en el asunto mismo de la cuestión principal. Existen distintos grados de indecisión. ¿Cómo avanzar a pesar de la duda?
Qué te aporta la indecisión
Intenta identificar qué te aporta y de qué te aleja esta realidad. Por ejemplo, este hecho influye de forma negativa en la autoestima de quien no experimenta esas nuevas vivencias que se encuentran al otro lado de sus miedos. La indecisión aporta una falsa sensación de seguridad a aquel que permanece en una zona de confort habitual con la justificación de excusas que se cuenta a sí mismo.
La indecisión te aleja de tu máxima proyección, incrementa la inseguridad y apaga sueños que pueden transformarse en realidades.
Práctica
El refuerzo de la indecisión se mantiene en la referencia a aquellos ejemplos prácticos que han estado acompañados por esta duda continua. Sin embargo, la persona tiene la capacidad de influir positivamente en su realidad al generar cambios, pasando de la teoría a la acción, concretando una medida y siguiendo adelante con ella (sin la pregunta continua de qué hubiese ocurrido en caso de tomar otra elección).
Trasciende a los resultados
Cuando una persona actúa desde la expectativa de cómo desea que sea la realidad se condiciona a sí misma por centrarse principalmente en los resultados. Pero existen otros factores importantes: qué quieres hacer tú, cuál es la intención de tu modo de obrar y cuál es la alternativa que te aporta tranquilidad interior.
En algunos casos, la indecisión puede llegar a interferir de manera negativa en la vida de quien convive constantemente con el efecto de un disco rayado que duele. En esta situación, la ayuda psicológica de un especialista ofrece un apoyo terapéutico a quien se encuentra en esta situación.