Si cuando estás al inicio de una historia de amor, te pones a racionalizarlo todo y a pensar en el más mínimo detalle, es muy posible, que la historia no logre sobrevivir a tus dudas, a tus miedos e inseguridades. Y es que, el miedo, a veces, crece por el simple hecho de querer tenerlo todo controlado. Pero es imposible, nunca se puede dominar el suelo sobre el que pisas.
La otra persona es libre, tiene su propio corazón y toma sus decisiones. Por ello, el abandono se puede producir en cualquier momento. La única forma de vivir el amor es confiar en que todo salga bien, en que las cosas puedan funcionar con buena voluntad. Lo único que puedes hacer es poner lo mejor de ti mismo para no quedarte con la duda de saber qué hubiese pasado en caso de arriesgar.
Puede que tengas miedo pero debes actuar más allá de dicho temor. No debes quedarte encerrado en la angustia. Para ello, céntrate en el presente y en el ahora. Toma la iniciativa en los planes, haz regalos sorpresa a tu pareja, esfuérzate por dejarte conocer por la otra persona, disfruta del camino de la vida ya sea sólo o acompañado. En caso de que estés solo, entonces, ten por seguro que algo bueno te espera en alguna parte del camino.
Además, aunque tú no lo notes, mientras tú tienes miedo, tu pareja también lo tiene aunque sea de otra forma. Todo ser humano es vulnerable, tiene inseguridades y debilidades con las que convive día a día. Debes vivir cada día pensando en positivo, es decir, creyendo que las cosas saldrán bien (no existe razón por la que deban salir mal). Y por supuesto, en caso de que salgan mal, entonces, debes saber que dentro de ti tienes toda la fuerza del mundo para recuperarte.