Existen crisis de pareja que solo definen el punto y seguido de una historia que atraviesa un tiempo de cambio. Es en este instante cuando la metáfora del viaje adquiere una visión terapéutica para quienes se encuentran inmersos en un momento de reflexión. ¿Cuáles son las razones para hacer una escapada en este contexto sentimental?
Descanso psicológico
Si algo caracteriza a una crisis de pareja es que puede llegar a ser agotadora a nivel mental por la energía negativa que sienten quienes no se encuentran mutuamente a pesar de estar juntos. Cambiar de aires es muy saludable para reducir el estrés de este proceso y conectar con una nueva realidad durante unos días.
Tiempo para pensar
Necesitas tener tu propio espacio para meditar y reflexionar. En el destino de un viaje puedes encontrar el mejor lugar para incrementar tu introspección desde una distancia que en este momento resulta tan positiva. Eso no significa que el plazo para tomar una decisión definitiva sobre esta crisis tenga que coincidir con el regreso de tu viaje.
A veces, cuando te alejas de tu zona de confort habitual te haces preguntas que no te planteas habitualmente y llegas a conclusiones que tal vez no habías visualizado hasta entonces.
Reflexionar durante el trayecto
Al planificar una escapada en solitario es posible que centres la atención principal en el punto de llegada y en la agenda de esos días, sin embargo, la reflexión también puede producirse durante el desplazamiento. Por ejemplo, durante el trayecto de un viaje en tren puedes sumergirte en tus propios pensamientos. O, por el contrario, hacer una pausa en esta temática en tu diálogo interior porque puede que lo que necesites sea, precisamente, descansar de ese discurso mental centrado en la crisis que afecta a la relación.
Por tanto, un viaje en solitario puede ser una necesidad emocional para algunas de aquellas personas que atraviesan una circunstancia de este tipo y quieren tiempo para estar a solas.