Aprender a estar solo


Aprender a estar solo es un aprendizaje en muchas ocasiones impuesto por la propia vida porque existen situaciones en las que de pronto, la persona puede verse más desprotegida a nivel social al perder amigos o al sufrir la muerte de un ser querido cercano. Sin duda, se aprende a estar solo de verdad cuando la persona se ve de lleno en esa situación dolorosa. En ocasiones, las personas desde un plano teórico dramatizan la soledad como si fuese algo difícil de soportar, en cambio, al vivirla en primera persona descubre que el hecho de estar solo también tiene privilegios distintos a los de estar acompañado.

Aprender a estar solo implica un aprendizaje todavía más importante: el de aprender a quererte, respetarte y valorarte a ti mismo. Existen personas que quedan siempre a la espera de que llegue un gran amor y en realidad, han olvidado que el gran amor es el que llevan dentro de sí mismas y lo enfocan de una forma inadecuada. La felicidad de estar acompañado es inmensa. Pero a su vez, la soledad también se valora mucho en base al contraste de tener a gente alrededor con la que poder pasar un rato agradable.

Aprender a estar solo es difícil cuando la soledad se convierte en amargura. Pero en ese caso, la persona debe de plantearse el motivo por el que vive con amargura esa situación para poder buscar un remedio y dejar de sufrir. La soledad es una realidad palpable en nuestra sociedad, sin embargo, quien la siente en su interior, muchas veces, tiende a encerrarse en sí mismo y a poner barreras porque siente que cada vez que intenta algo para salir del pozo, se lleva una nueva decepción al encontrarse con personas que no buscan lo mismo. El remedio de la soledad es perseverar porque en algún momento, encontrarás personas que buscan amistades nuevas.

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