El amor es un alimento, un ingrediente fundamental en esa receta de la felicidad a la que nadie renuncia. El amor puede darse en diferentes formas, grados y matices. Por ejemplo, la amistad es un apoyo vital en cualquier etapa de la vida. Un bastón que nunca debes descuidar. Por ejemplo, muchas personas que quedan viudas vuelven a tener ilusión gracias al apoyo de los amigos, los planes sociales…
Lo peor que le puede pasar a un ser humano es la indiferencia de creer que no le importa a nadie. En cambio, desde el pensamiento positivo es más fácil vivir con motivación y ganas de ampliar el círculo social para vivir en contacto con los demás. El alma se siente vacía cuando permanece demasiado alejada del resto del mundo. Todos necesitamos compartir un pedacito de vida.
Sin embargo, en la sociedad actual existen elementos que son contrarios al amor como el egoísmo, el individualismo y la soledad. Por ello, hay que tener una gran fuerza de voluntad para poder ir más allá de estos elementos a la hora de buscar esperanza en las personas. Además, muchas veces, en el plano de las relaciones sociales, tienes ganas de que el otro dé el primer paso y tome la iniciativa. Existen relaciones de amistad que nunca llegan a nacer, sencillamente, porque nadie se animó a mostrar el afecto de una forma natural.
Dentro de los tipos de amor diferentes, el que tú te puedes dar a ti mismo es el más importante y tiene el nombre de autoestima. Nadie puede salvarte de tu propia indiferencia, por ello, debes apostar por ti cada día, ser consciente de que eres una persona valiosa que merece la pena de verdad. De este modo, nunca confundirás el hecho de no tener a gente cerca con la soledad.