La base de la relación reside entre otras cosas en el respeto, en entender que más allá de que la otra persona te quiera, es alguien independiente con gustos, opiniones y aficiones diferentes a ti. Aprende a disfrutar de la diferencia. Por ejemplo, si siempre pensases lo mismo que tu pareja entonces no podrías tener conversaciones durante horas en las que os podéis enriquecer mutuamente. La conversación es más importante de lo que parece en una pareja, ya que si te sientes bien con alguien, y no te aburres entonces ya tienes mucho a tu favor.
El respeto hacia uno mismo también es funtamental en pareja. Debes respetarte para alejarte a tiempo de cierto tipo de historias que no te gustan y que no te hacen sentir bien. Por ejemplo, desprecios, humillaciones, o simplemente, sentir que tu pareja no te da el valor que te mereces un día tras otro. No te dedica tiempo, te utiliza o te hace sentir inferior. El sentimiento habla por sí mismo, por tanto, de una o de otra forma, cuando no te sientas bien con tu pareja lo sabrás.
El respeto es una palabra muy bonita que mejora la calidad del mundo emocional cuando se lleva a la práctica. Especialmente, también es esencial en medio de una discusión de pareja. Muchas personas justifican sus ataques de ira y aseguran que no pueden controlarse. Lo cierto es que cuando quieres, puedes aprender a comportarte de una forma más adecuada incluso en medio de la rabia.
Se trata de aprender a entender que puedes hacerle daño al otro y que todas las palabras que quedan en el aire de una o de otra forma dejan su huella aunque en apariencia parezca que no y luego la reconciliación sea estupenda.