Existen distintas formas de vivir la soledad. Mientras que la soledad elegida es aquella que se vive desde la elección personal, cuando esta situación es contraria al propio deseo interior, supone un desafío distinto. En Son Pareja comentamos las cinco diferencias entre ambos tipos de soledad.
1. La causa que la produce es diferente en cada caso
El motivo de la soledad elegida es interno. La persona ha tomado este camino por decisión propia. En la situación contraria, esta realidad es la consecuencia de factores externos.
2. Grado de aceptación
Una persona que quiere disfrutar de su soledad por decisión propia, acepta las ventajas y los inconvenientes de esta experiencia. Por el contrario, quien echa de menos la compañía de alguien especial, necesita un proceso más largo para asumir su situación.
3. La casa se percibe de un modo distinto
Quien vive solo, porque así lo ha elegido, disfruta de su hogar. Se siente en calma en ese espacio personal. Por el contrario, la soledad no elegida se vive con especial intensidad al entrar en casa y no encontrar a nadie esperando en el salón (o saber que nadie llegará después). Un silencio que se percibe con especial intensidad, también, cuando anochece.
4. La visión de la soledad es diferente
Aquel que está solo porque lo ha elegido, no percibe un obstáculo en esta situación. Por el contrario, aquel que siente el peso de las circunstancias externas, vive la soledad como un límite. En algunos casos ocurre que quien no ha elegido su soledad, y tiene que adaptarse a esta nueva realidad, renuncia a planes en los que no se siente cómodo si no los comparte en compañía.
5. Mensaje que se transmite a los demás
Cuando el tema de la soledad surge en una conversación con alguien de confianza, el relato de la historia es totalmente diferente en ambos casos.
Estas son algunas de las diferencias entre la soledad elegida y la soledad no deseada que definen ambas realidades por las que puede pasar una persona a lo largo de su vida.