El amor romántico siempre gira en torno a la alteridad de dos seres que parecen fundirse en uno (cuando esto es humanamente imposible). Por el contrario, el punto débil del amor es aquel que está marcado por una autoestima media o baja. ¿Cuáles son las razones por las que quererte a ti mismo más que a tu pareja?
Ninguna historia de amor es tan larga
Ningún idilio es tan intenso, íntimo y emocional como aquel que mantienes contigo mismo desde el nacimiento hasta la muerte a lo largo de una biografía en la que el amor tiene tu propio nombre. Es la vida en letras mayúsculas. Esa vida que tú personalizas a través de tu identidad.
Defender tus derechos
Desde el amor propio, no solo eres más consciente de tus derechos, sino que además, te sientes más fuerte para defenderlos. Este mensaje teórico se traduce en la práctica en la importancia de la toma de decisiones. Por ejemplo, si un noviazgo no te hace feliz, incluso aunque estés enamorado, ese amor tóxico te hace daño. Por tanto, la ruptura es la mejor decisión.
Encontrar a la persona adecuada
Quererte a ti mismo no es un acto egoísta. Cuando de verdad te quieres tienes más posibilidades de encontrar a una pareja que también te refuerce en tu amor propio a través de una influencia positiva en tu propia vida, en lugar de producirse el efecto contrario como sucede en aquellos casos en los que las críticas destructivas, los comentarios hirientes y los reproches afectan a la autoestima de la víctima.
Amar de verdad
Nadie da lo que no tiene; este es un principio básico a nivel metafísico. Una persona con una autoestima baja es más vulnerable ante el riesgo de una relación de dependencia. Por el contrario, desde una autoestima alta está más preparada para identificar un tipo de historia de estas características y no confundirla con amor verdadero.