Una convivencia sin rutina


En sentido estricto, ¿es posible convivir con una persona sin caer en la rutina? La realidad es que de forma lógica, la convivencia implica hábitos, costumbres y monotonía. Sin embargo, también sucede en el noviazgo que al final se hacen los mismos planes y las mismas cosas. Pero al ver menos tiempo a la otra persona se tiene una menor sensación de monotonía.

Esta es una de las razones por las que el mayor problema de la rutina reside en la actitud con la que se afronta una historia de amor. Y es que, muchas parejas ya no se conceden el placer de sorprender al otro, ser románticos y trabajar el amor con la misma ilusión que al principio. Quienes se comportan con tanta seguridad dejarían de hacerlo si en algún momento se diesen cuenta que esto puede llevarles a perder a su pareja. Tal vez porque un día se sienta descuidada o poco querida.

La convivencia sin rutina implica cuidar de los pequeños detalles, hacerle la vida agradable a la otra persona, en definitiva, que se sienta afortunada de poder estar contigo. También es posible organizar planes diferentes en el propio hogar, invitar a amigos y familiares con cierta frecuencia, empezar el día siempre con ilusión y despedir la noche con cariño. Es decir, nunca es bueno despedir el día con un enfado porque entonces, se prolonga hasta el día siguiente así es como empieza a nacer el orgullo y la vanidad.

Por supuesto, también puedes sorprender a tu pareja llevándole el desayuno a la cama en una mañana de domingo. Otro día puede recibir un ramo de flores con una nota especial, o tú mismo, puedes escribirle un poema y dejárselo debajo de la almohada. La rutina también tiene muchas cosas positivas, eres tú quien debe encontrar la creatividad en dicha monotonía.

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