Ser asertivo en los buenos momentos parece relativamente sencillo, sin embargo, no lo es en los malos momentos cuando es posible expresar sentimientos de dolor y de tristeza por una situación. Muchas veces, en vez de hablar y exteriorizar qué pensamos, lo que hacemos es callarnos, aguantar y un buen día, los detalles negativos de la otra persona ya han rebosado el vaso. Y en ese momento, todo se complica mucho más porque cuando tienes la mente desgastada de esperar un cambio en otra persona, el malestar interno es enorme y convives con el miedo de que alguien vuelva a decepcionarte.
Lo mejor siempre es hablar. Decir lo que está en el interior e interfiere de una forma directa en las relaciones interpersonales que no sólo están marcadas por aquello que se dice sino también, por todo lo que está ahí a pesar de que no se diga. ¿Cómo ser asertivo ante un conflicto? En primer lugar, perdiendo el miedo a hablar y afrontando las cosas cara a cara.
Explicando con tranquilidad cómo te hacen sentir ciertos detalles de la otra persona. Puede que no se haya dado cuenta de las consecuencias de sus actos y está bien que alguien se lo explique. Así también le estarás ayudando a crecer como persona. Y a su vez, le das la oportunidad de que te muestre su punto de vista, que puede que no tenga nada que ver con el tuyo. Siempre es adecuado conocer la perspectiva ajena.
El momento de hablar con la otra persona puede ser un tanto tenso porque no es una situación agradable decirle a alguien algo que te ha herido, pero se trata de un momento puntual que se supera con la buena voluntad de ambos y con el cariño mutuo.