Todas las personas tienen momentos en donde son menos encantadoras. Por ejemplo, existen personas a las que les cuesta mucho despertarse, por ello, no les gusta tener conversaciones a primera hora de la mañana porque tienen mal sentido del humor. Poner el foco de atención en lo negativo, sólo nos hace ganar resentimiento y distancia respecto del otro. Por ello, a modo de espejo, cuando veas los defectos inmensos en tu pareja, intenta que ese reflejo revierta sobre ti mismo para mirar todos los gestos y detalles que tienes, y que a su vez, pueden no agradar a aquellos que están a tu alrededor.
Si se valora tanto la tolerancia en el seno de la convivencia social, simplemente, es porque es necesaria. Todo el mundo es diferente, tiene su propio carácter, su modo de ser, sus inquietudes… Por ello, quien no pasa por alto el más mínimo defecto, va a sufrir mucho, termina aislándose y encerrándose en sí mismo. Para relativizar una discusión de pareja es más constructivo pensar en uno mismo que en el otro. Asimilar los propios errores para no echar en cara nada a la otra persona. Tomar esa actitud es la más cómoda, pero la menos constructiva a largo plazo.
Por otra parte, pon en práctica la inteligencia emocional en tu relación de pareja. Bajo el impacto de la emoción de la ira no tomes decisiones importantes respecto a tu relación. Simplemente, deja que pase el tiempo para ver todo con más objetividad y valorar también, todos los buenos momentos. Quien busque una relación en la que no haya ningún conflicto, ninguna discusión, diferencia de criterio u oposición, está buscando un imposible. En realidad, alguien que aspira a tanta perfección, tiene vocación de estar solo y sin pareja. Para relativizar una discusión de pareja, intenta pensar unos minutos antes de hablar.