En ocasiones, las personas ponemos en práctica recursos que nos llevan a la supervivencia emocional pero que no elevan nuestro potencial. Uno de los mecanismos de defensa más frecuentes es el mecanismo por desplazamiento. Una actitud que no se lleva a cabo de una forma consciente y que muestra cómo el sujeto puede descargar sus frustraciones de trabajo en un entorno distinto, por ejemplo, en el hogar.
Descargar la ira en el lugar equivocado
En este caso, el mecanismo de defensa por desplazamiento consiste en reprimir la ira en un contexto determinado y luego descargarla en otro lugar en el que la persona se siente más segura de hacerlo. Este tipo de mecanismo conduce al sujeto a no afrontar los problemas donde realmente se encuentran y también, lleva a que el plano personal se deteriore como consecuencia de la insatisfacción del trabajo.
Este mecanismo de defensa también puede tener otros matices en el plano de la acción. En lugar de luchar por un objetivo concreto pero que podría ser más inseguro e incierto se sustituye por otro propósito más alcanzable.
Falta de inteligencia emocional
En relación con el punto anterior, en lugar de encarar la causa de la insatisfacción en el trabajo y concretar una reunión con el jefe para poder hablar de los puntos de mejora, el sujeto puede ponerse a dar consejos y órdenes a su pareja sobre cómo debe actuar en determinado contexto desviando su frustración de un plano a otro.
Otro signo de mecanismo de defensa por desplazamiento es descargar la tensión vivida como consecuencia de una situación incómoda, posteriormente en un entorno distinto. Por ejemplo, aquellos profesionales que trabajan de cara al público puede que un día no atiendan amablemente a los clientes porque están proyectando en este ámbito, un disgusto vivido por una discusión de pareja.