Las relaciones frustradas son aquellas que rompen tus expectativas, las cosas no salen como tú esperabas, o simplemente, son historias inacabadas con un punto y final que te disgusta, tal vez, porque contradice tus deseos internos. Las relaciones frustradas hacen daño, pero en general, son una ganancia para la vida de los protagonistas. Cuando dos personas no encajan, es mejor que se den cuenta cuanto antes, en vez de prolongar una situación de una forma innecesaria e injusta. ¿Qué hacer para superar el dolor por una relación frustrada?
En primer lugar, relativizar el momento y no dramatizar. Mensajes del tipo “sin ti no soy nada”, hacen que muchas personas pongan su valor personal en el otro, reduzcan su autoestima a la correspondencia o al rechazo. En realidad, recuerda que tu centro y tu motor eres tú mismo.
Sé objetivo a la hora de analizar la historia y evita el autoengaño. Es decir, valora esos detalles que desde un principio, ya te decían que algo no iba bien y que algo estaba fallando en todo esto. La intuición interior siempre está ahí, sin embargo, a veces, en medio de la emoción, una persona ilusionada hace oídos sordos de esa intuición porque le duele ver las cosas tal y como son.
Para finalizar, no intentes alargar la historia porque te estarás haciendo un flaco favor. Cuando algo se termina es mejor aceptarlo cuanto antes porque sólo así, podrás avanzar y conocer a alguien interesante que de verdad merece la pena y que mejora tu vida en positivo. Las relaciones frustradas existen, son una realidad que hiere, pero que te permite crecer como persona al ser capaz de sobreponerte a los límites que te marcan algunas historias que rompen tus esquemas mentales y te dejan con la sensación de no entender nada.