Vivimos en un planeta cada vez más globalizado, lo que supone que sea más que habitual trasladar a un empleado a una sucursal o sede de la empresa en otra ciudad o país. Lo mismo ocurre con los estudiantes que, sedientos de conocer mundo y aprovechando las facilidades que se les ofrece, pasan un curso en otro instituto, otra Universidad u otra escuela.
Por todo ello, en los tiempos que corren son muchas las parejas que sufren esta experiencia. Pero el efecto no es siempre negativo para la relación. Aunque no vamos a negar que un buen número de hombres y mujeres es incapaz de soportar la separación física de su cónyuge o novio, también hay que reflexionar para encontrar la manera de sobrellevarlo.
Si nos ponemos en el papel del que tiene que abandonar su residencia, lo primero que debemos hacer, es hablar con la pareja antes de tomar una decisión, sobre todo si convivimos con ella. En esa conversación previa deben quedar claros puntos tales como las razones del traslado y valorar las ventajas y los inconvenientes de la separación. Pero sobre todo ambas partes deben estar de acuerdo en que uno de ellos abandone su hogar, porque de lo contrario, se provocará un problema que podría haberse solucionado a tiempo.
Una vez que se haya dado el paso, y tanto si somos el que se va como si somos el que se queda, debemos intentar adaptar nuestra vida a la ausencia del otro sin que ello se convierta en un infierno. Para eso, debemos centrarnos en nuestras actividades cotidianas y no abandonar nuestros hobbies, pero sin olvidar que debemos cuidar nuestra relación, lo cual sólo puede hacerse manteniendo el contacto diario, que gracias a las nuevas tecnologías es muy sencillo: móviles, videoconferencias, chats, redes sociales…
Pero todos sabemos que ni siquiera internet puede sustituir a un abrazo, una cena o una simple conversación con la persona a la que queremos, por lo que es muy importante que los encuentros sean lo más habituales que el tiempo y el dinero os permita. Además, a pesar de sus múltiples desventajas, las relaciones a distancia tienen un claro punto a su favor, y es que cada vez que la pareja se reúne, se viven momentos intensos, inolvidables y exentos de absurdas discusiones, inevitables en la vida diaria.