El amor puede nacer en cualquier época del año, ya que el sentimiento no tiene fecha de caducidad. Sin embargo, por lógica, tienes más posibilidades de disfrutar de una historia de amor en verano que en invierno. Por una sencilla razón, con la llegada de las buenas temperaturas cualquier persona se muestra más receptiva ante la idea de salir de casa para participar en planes sociales y disfrutar del tiempo de ocio. Lo cierto es que el frío del invierno invita más a disfrutar del calor del hogar y de planes tan sencillos como ver la televisión.
La intensidad de los amores de verano es tal ya que en algunos casos de trata de historias breves que se viven como un verdadero regalo. Así sucede, por ejemplo, en el caso de dos personas que se conocen en su destino de vacaciones y que deberán distanciarse muchos kilómetros para volver a sus respectivas ciudades de residencia al final de julio o agosto.
Lo cierto es que una historia de verano también puede consolidarse a lo largo de los meses y de los años. Es decir, no debes cerrar la puerta tan fácilmente a una persona que te interesa, no te fijes en los obstáculos y en la distancia sino que debes pensar en todas las cosas buenas que te ha hecho sentir esa persona y que te aporta.
Muchas personas guardan con anhelo un romance de verano en su memoria. Un recuerdo que visto como tal parece perfecto y es que, el verano es esa época que nos hace soñar con lo imposible y nos aporta la magia necesaria para sentir la fuerza de un sentimiento que puede transformar tu alma y tu mente de una forma totalmente positiva. El verano ya está muy cerca, tal vez este sea el año en el que conozcas a tu media naranja.