Existen momentos de la vida que parecen estar más vinculados con la alegría y la celebración: una boda es un claro ejemplo de la ilusión y el encuentro. ¿Pero qué sucede cuando la relación llega a su fin? Pues bien, la filosofía de la celebración adquiere un mayor protagonismo en la sociedad actual: algunas personas deciden organizar una fiesta de divorcio para iniciar una nueva etapa tras el matrimonio.
1. Cuando una fiesta de divorcio produce un efecto terapéutico
No todas las personas que pasan por un divorcio se sienten cómodas con la idea de convertir lo ocurrido en una fiesta. En ocasiones, un evento con amigos y familiares cercanos puede tener un efecto terapéutico. Es decir, quien protagoniza la celebración recibe el cariño, el apoyo y el respaldo de sus seres queridos.
2. Fiesta de divorcio para iniciar una nueva etapa tras el matrimonio: celebrar los aspectos positivos de la situación
Un proceso de divorcio no es agradable en sí mismo. Sin embargo, una pareja no llega a ese desenlace por pura casualidad. Aunque ambos conserven recuerdos muy felices del tiempo que han vivido en común, las causas de la ruptura han influido en la evolución de la historia de amor. Y una fiesta de divorcio puede poner el acento en los aspectos positivos de la nueva etapa.
3. Marcar un punto de inflexión
Algunas personas quieren implicarse en un proyecto que marque un punto de inflexión en sus vidas. La fiesta de divorcio tiene un valor simbólico para quien organiza el evento. El dolor no desaparece, ni las heridas se curan de inmediato. De hecho, el llanto es terapéutico en la superación del desamor. ¿Pero por qué no encontrar un espacio para el humor, la diversión y el optimismo? Una fiesta de divorcio para iniciar una nueva etapa tras el matrimonio es una alternativa que ya han impulsado aquellas personas que se han sumado a una tendencia que se inspira en la filosofía de la celebración.