El príncipe azul sí existe en la mente de aquellas mujeres que han idealizado al extremo cómo sería su prototipo de hombre ideal y aspiran a encontrar a un hombre que encaje a la perfección en ese esquema ideal. Por tanto, se produce una contradicción importante: el príncipe azul existe en los cuentos y también, en la mente de algunas mujeres. Sin embargo, no existe en la realidad. Los finales felices de la vida son distintos a los de los cuentos de hadas porque los seres humanos tienen cambios en su estado de ánimo, defectos, manías, debilidades, inseguridades personales…
Cómo evitar la dependencia afectiva
En definitiva, una historia no es de color de rosa sino que en todo amor existen luces y también, sombras. Pero además, la idea del príncipe azul es un concepto irracional que conduce a ideas de dependencia afectiva en la que la mujer se posiciona a la espera de que llegue un príncipe que le rescate de su soledad y en ese momento, todo será perfecto y sentirá una máxima felicidad.
Tener una visión realista del amor
Las historias de amor están protagonizadas por personas autónomas e independientes, es decir, también hay que desterrar el mito que afirma que dos personas que se quieren son dos en uno. Por otra parte, en la vida real no existen los príncipes azules y las princesas de cuento sino personas que se encuentran en un momento determinado de su vida y trabajan su amor día a día.
La idea del príncipe azul tan propia del amor romántico también conduce a la exaltación de la emoción del enamoramiento. Pero el amor evoluciona constantemente y la pasión de los inicios es más intensa que en etapas posteriores. El mito del príncipe azul muestra cómo podemos distorsionar la realidad emocional a partir de creencias condicionantes.