La necesidad de cariño y reconocimiento


En el interior de cualquier persona existe un deseo universal de sentirse amada y querida por los demás. Así queda de manifiesto, por ejemplo, en el deseo de querer ser aceptado por un nuevo grupo de amigos. La soledad es muy positiva y una necesidad vital en su dosis justa, la realidad es que cualquier persona vive más feliz en compañía. Una persona se siente mejor consigo misma cuando está integrada en su entorno.
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¿Cómo soportar la indiferencia ajena?


La indiferencia ajena duele, tanto si hablamos de una posible amistad como si hablamos de un posible amor. La indiferencia duele tanto en relaciones que están ya consolidadas como en vínculos que están formándose, y sin embargo, existen expectativas previas. ¿Cómo se puede soportar la indiferencia ajena? En primer lugar, teniendo claro que tu dignidad y tu valor es el mismo más allá de la situación que te rodea.

Por otra parte, también es bueno aprender a observar esa indiferencia y alejarte para evitar hacerte daño a ti mismo. Seguir detrás de alguien que no te hace ni caso sólo te puede llevar a sufrir mucho. A menos, que logres mostrar interés, pero sin entregar el corazón antes de tiempo, es decir, sin poner todos tus sentimientos en ese objetivo que te gustaría cumplir.
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Comprar el cariño de los demás


El cariño es algo que surge de forma natural y espontánea. De hecho, cuanto más te esfuerces por lograrlo de una manera forzada, entonces, menos resultados positivos obtendrás a largo plazo. La magia de la reciprocidad es esa precisamente. Y es que, poco a poco, se van creando lazos entre las personas. Pero, por supuesto, dichos lazos implican un tiempo.

En ocasiones, personas que se sienten solas, que nunca han tenido relaciones estables a su alrededor, terminan comportándose al margen de estas leyes que rigen el cariño humano. De este modo, en cierto modo, terminan asfixiando y agotando al otro desde un punto de vista emocional. Por ejemplo, alguien que quiere agradar a todo el mundo y que te acaba de conocer, puede que te repita constantemente si quieres que te acerque a casa en coche, cada día puede repetirte cuándo puedes quedar a tomar un café o incluso, tal vez, te haga regalos.
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Cómo medir la calidad del amor


¿Cómo se puede medir la calidad de una historia de amor? En base al bienestar emocional que te produce y también, a la tranquilidad. La verdad es que algunas personas se dejan seducir por el vértigo emocional que produce arriesgar por algo muy difícil. Sin embargo, al final, el equilibrio interior no tiene precio y una vez que has pasado por una historia de esas que te tenía el corazón en un puño cada minuto porque no sabías qué iba a pasar, entonces, te sientes afortunado por haber encontrado a una persona, que simplemente, tiene la gran virtud de estar ahí y de valorarte tal y como eres.

La calidad de un amor implica trabajo. Es decir, un trabajo de equipo que es responsabilidad tanto de él como de ella. Por ello, es importante entender que aunque parezca tópico el amor es como una planta que debe regarse y cultivarse cada día para que no se marchite y para evitar caer en la monotonía y en la rutina del día a día. Es bueno tener espacio para hacer planes en común con la pareja. Existen personas que más allá de vivir bajo el mismo techo, no tienen ilusiones compartidas. Esto no es convivir.
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Relaciones basadas en la igualdad


Una relación no siempre está basa en la igualdad. Así sucede, por ejemplo, en aquellos casos en los que él o ella tiene complejo de superioridad. En esta situación, se dejará llevar por la soberbia y la vanidad de creer que siempre tiene la razón sin tener en cuenta las necesidades reales del otro porque se cree el centro del mundo. Es muy difícil convivir con alguien que se creer perfecto. Pues bien, también puede darse la situación contraria, es decir, que alguno de los miembros de la pareja sufra complejo de inferioridad, es decir, se compare y se crea menos que el otro: menos guapo, menos inteligente, menos interesante… ¿Imaginas convivir con alguien que se valora tan poco?

Pues bien, estos ejemplos sirven para mostrar que cualquier relación saludable debe estar basada en la igualdad y en la equidad. En el convencimiento absoluto de que nadie es más que nadie. Al revés, una pareja es un trabajo de equipo en el que los dos son igual de importantes.
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No supliques el amor de nadie


El amor es algo que se da libremente, de hecho, el sentimiento empieza a surgir de una forma totalmente natural más allá de toda racionalidad y de toda lógica. Es bonito comprobar que el sentimiento empieza a crecer de forma más o menos equitativa por ambas partes. Sin embargo, no siempre sucede así. Y a veces, la realidad es que se puede comter el error de mal interpretar los sentimientos del otro. Así sucede, por ejemplo, cuando un amigo se enamora de otro. O también, cuando simplemente, tú te fijas en alguien que no se ha fijado en ti.

Existe una situación bastante habitual en algunas personas y es la de el autoengaño. En el momento en que saben que no son correspondidas se conforman, es decir, aspiran a ser amigas de la persona a la que quieren. Detrás de esta actitud existe la falsa esperanza de que los sentimientos del otro cambien y así, poder lograr el objetivo tan noble del amor correspondido. Sin embargo, cuando quieres a alguien como pareja y te dice que sólo te quiere como amigo, lo cierto es que debes mirar por ti y protegerte porque vas a sufrir mucho, por ejemplo, cuando veas que la otra persona se ha enamorado de alguien que no eres tú.
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Cómo matar el sentimiento


La realidad es que suena muy trágico decir que se puede matar el sentimiento. Lo cierto es que más allá de todo sentimentalismo que puede llevar a conducirte a permanecer enganchado a una relación imposible, existe la posibilidad de la racionalización. Es decir, de poner límites al corazón desde la frialdad de la mente y también, desde la sabiduría de la inteligencia.

Lo primero que debes hacer si quieres matar los sentimientos que tienes hacia una persona es dejar de verle. Evita quedar con ella o incluso, evita hablar de ella con otras personas. Elimina de tu rutina cotidiana ese tema de conversación y muéstrate abierto a la vida y a otros planes sociales.
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