La empatía reside en tener la capacidad de ponerte en el lugar del otro, es decir, poder salir de tu propio modo de pensar y de sentir para percibir las cosas desde otro punto de vista y desde otra realidad. La empatía del amor es fundamental por ambas partes, de lo contrario, se corre el peligro de que sea siempre la misma persona la que se desgasta de tanto ceder.
Por esta razón, la falta de empatía produce falta de confianza, falta de comprensión, ausencia de comunicación adecuada, miedo a decir lo que uno piensa por temor a la crítica ajena… Por el contrario, la empatía causa alegría, ilusión, mejora el diálogo, hace la vida más bonita y el amor se vuelve más perfecto.
La empatía es vital y necesaria cuando se tiene una relación de mucha intimidad con otra persona. De lo contrario, compartir tu vida con alguien con quien no puedes mostrarte tal y como eres produce un gran sufrimiento, tristeza y heridas que se agravan con el paso de los años.
¿Cómo se puede cultivar la empatía? Potenciando la humildad al máximo, es decir, dejando de lado la soberbia de creer que las cosas sólo pueden ser de un modo determinado. Escuchando más a la persona que tienes al lado. Pensando antes de hablar. Escuchando las emociones, el lenguaje corporal y no sólo las palabras. Cuidando los pequeños detalles para crear un clima de confianza adecuado en el seno de la relación.
Existen personas que por su propio modo de ser, siempre tienden más a la empatía que otras. Sin embargo, el punto positivo es que siempre se puede mejorar esta habilidad contando con nuevas herramientas en la comunicación. Además, hoy día, se imparten muchos cursos sobre este tema y en algunos casos, también puede ser de ayuda asistir a una terapia de pareja.