Muchas personas consideran que tener orgullo es bueno y positivo. Sin embargo, la única realidad es que el orgullo se convierte en muchas ocasiones en una barrera a la hora de pedir perdón después de un conflicto, tomar la iniciativa para conocer gente nueva, puede causar sensación de superioridad y exceso de vanidad. Incluso, en el amor, puede causar una gran rivalidad con la pareja.
El orgullo no es bueno porque tenerlo no es sinónimo de gozar de una buena autoestima. El amor propio es saludable, sin embargo, dicho amor debe entenderse de la forma adecuada. La buena autoestima aporta sensación de libertad, en cambio, el sentimiento de orgullo te convierte en esclavo de ti mismo y de tus propios actos. Por supuesto, gracias al afán de superación personal es posible cambiar a lo largo de los años para disfrutar de una mayor calidad de vida emocional y tener un presente más positivo. ¿Cómo se rompe el orgullo?
Actuando más allá de él. Por ejemplo, en una relación de pareja, no es nada adecuado que siempre sea la misma persona quien pide perdón. Se debe ceder por ambas partes y practicar la empatía. De hecho, muchos expertos aseguran que se debe iniciar el proceso de reconciliación ese mismo día.
Por otra parte, también debes esforzarte por cultivar tu propia autoestima sino también, la de aquellos que te rodean. A través de la generosidad, el cariño, la escucha activa y la paciencia. El orgullo no te hace sentir bien, al contrario, muchas veces, sólo te hace distanciarte de los demás y perder el tiempo de una forma ilógica. Muchos hermanos se distancian, por ejemplo, por motivos familiares de herencia. La realidad es que resulta fundamental aprender a vivir con optimismo y para ello, nada como tirar por la ventana el orgullo para dar la bienvenida en tu vida a un buen concepto de ti mismo.