La autoestima debería ser siempre la misma, más allá de los factores externos. Pero una cosa es el plano ideal y otra, muy diferente, la realidad concreta y particular de cada persona. Es decir, en medio de una ruptura, la vulnerabilidad del corazón humano sale a flote de verdad. Por ello, aquel que está pasando por un trance de este tipo puede sentirse más débil e inseguro. En este sentido, la música puede ser un punto de apoyo excelente.
En primer lugar, la música es una expresión de sentimientos, es decir, es un vehículo de comunicación brillante que produce una gran empatía en el oyente. De hecho, muchas personas se sienten identificadas con la letra de una melodía en concreto. Más allá del número de veces que se escuche una canción, siempre puede producir una reacción en concreto.
Pues bien, de forma curiosa, existe un comportamiento habitual en medio de la amargura del desamor. En medio de la tristeza, la persona tiende a escuchar canciones tristes al extremo y dramas que parece que se convierten en la compañía ideal para dar rienda suelta al dolor y poder llorar. Está claro que llorar ayuda y alivia la pena. Sin embargo, merece la pena cambiar esta tendencia para elegir, mejor, canciones alegres y positivas. Del mismo modo, es preferible que aquellos que están en un momento de suma tristeza, eviten ver películas en la tele de profundo dolor. Una película de risa puede ser la mejor opción.
Por otra parte, en un momento de desamor es mejor no escuchar esas canciones que se vinculan de forma directa con la historia de amor vivida. Se trata de olvidar y no de recordar constantemente lo sucedido. Por ello, elige entre la gran variedad de artistas, nuevos éxitos y más ritmos que merecen la pena.