Cuatro creencias falsas sobre la felicidad

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La búsqueda de la felicidad es una vocación interior del ser humano. Por ello, para estar más cerca de esa meta de desarrollo personal es recomendable apartar de la mente cualquier tipo de idea distorsionada. ¿Cuáles son las cuatro formas de autoengaño más frecuentes?

El pasado determina el presente

Esta es una de las creencias más extendidas. Encontrar en las situaciones del pasado una justificación para un comportamiento presente. Sin embargo, la realidad es que si existe la libertad y el paso del tiempo, son motivos suficientes para comprender que el ser humano es un creador de nuevas oportunidades. Un pasado doloroso no genera de forma universal un presente triste.

La felicidad nace de las circunstancias externas

Existen algunas situaciones realmente dramáticas. Sin embargo, en muchos planos de realidad cotidiana es el propio ser humano el que cae en un síndrome de la exageración que le lleva a magnificar el peso de problemas que, en realidad, no son tan trascendentales. El entorno personal y social influye en el propio bienestar, sin embargo, existen personas que, teniéndolo aparentemente todo para ser felices, se sienten desdichadas. Y a la inversa.

La felicidad se mide en términos de productividad

En muchos momentos interiorizamos la creencia equivocada de que la felicidad nace de los resultados de nuestras acciones. La pereza no tiene espacio en este alfabeto emocional de ocupaciones que derivan en un estilo de vida marcado por el estrés. Muchos momentos de felicidad son totalmente inmanentes. Es decir, no se miden por un resultado observable. Por ejemplo, la contemplación de un paisaje o la realización de una buena acción.

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La felicidad es emoción

Si pensamos que la felicidad es un estado de euforia constante, solo podemos concluir que esta forma de vida no solo es irreal, sino que además, sería agotadora. La felicidad es mucho más que emoción. De hecho, la verdadera alegría es aquella que se produce en forma de estabilidad de ánimo.

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