El tiempo es sabio. Justo en el momento posterior a una ruptura te sientes vulnerable, sin embargo, conforme pasan los meses te sientes mejor. ¿Qué cosas es mejor que no hagas justo en este momento para no añadir más dolor y sufrimiento?
1. Dar la espalda a tus sentimientos
Es normal que tengas desencanto en esta etapa. Sin embargo, las circunstancias de cada persona son distintas y las emociones también responden a cada circunstancia. Por esta razón, escucha tu mundo interior porque en ocasiones la tristeza no se muestra en el llanto, sino en el enfado y la frustración que deja una historia que pudo ser y no fue.
2. Culparte por lo ocurrido
En una ruptura de pareja es mejor hablar de culpa que de responsabilidad. Pero, además, si ese adiós se ha producido ha sido porque ambos, en mayor o menos medida, han colaborado para llegar hasta ese punto. O, también, puede ocurrir que, sencillamente, no sois compatibles.
3. Ser impaciente
El dolor de la ruptura puede ser tan incómodo a nivel psicológico que es comprensible que la persona desee pasar ese trance cuanto antes. Sin embargo, la impaciencia te lleva a obsesionarte con los ritmos y los tiempos. Ahora necesitas vivir el duelo. Y no es una buena idea vivir el duelo mirando el reloj constantemente.
4. No hablar de lo ocurrido
Se trata de tu vida y de tu intimidad. Es positivo que elijas con quién quieres compartir esta información a partir del criterio de la confianza. Pero no es una buena idea no hablar de lo ocurrido como si no hubiese pasado nada. Ignorar el dolor no te ayuda a sanarlo. Necesitas darle forma a través de la palabra. Sentirte escuchado de verdad por otras personas te ayuda a comprender tu propio dolor gracias al refuerzo de la empatía.