Los sentimientos no siempre se viven en el mismo grado y la misma intensidad. Tanto en el amor como en la amistad, cuando conoces a una persona nueva que entra a formar parte de tu vida, todo es más perfecto, más emocionante y causa ilusión porque es nuevo. Es decir, la novedad abre una nueva puerta en medio de la rutina. Una puerta que es un símbolo de perfección en ese momento.
Sin embargo, hay veces en las que los sentimientos se enfrían como consecuencia de la rutina y la monotonía. En algunos casos, el distanciamiento representa el final del enamoramiento que dará lugar a una ruptura. Sin embargo, lo cierto es que por pura ley natural los sentimientos se enfrían a lo largo de los meses y se viven de una forma más pausada y más tranquila. Por ello, aquellas personas que echan mucho de menos la emoción pueden sufrir mucho y llegar a confundir la situación.
¿Qué hacer para reavivar la llama del amor? Tomar una actitud creativa, imaginativa, aportar ideas, fomentar el romanticismo en la pareja, sorprender al otro, hacerle la vida agradable… Una relación de pareja es un juego de dos, por ello, la implicación de ambos es fundamental.
En el amor, la emoción tiene un papel determinante. Sin embargo, la razón también es clave y fundamental a la hora de orientar los sentimientos y encauzarlos hacia un buen fin. En el momento inicial de una pareja, cuando las emociones se viven al máximo, se siente alegría, cercanía, magia, esperanza y la sensación de que ese amor será para siempre. Con el paso del tiempo, pueden surgir momentos de distanciamiento y también de dudas. Sencillamente, porque cuando cae la imagen ideal que se tenía del otro, es cuando se pueden apreciar y observar los defectos del otro tal y como son.