Existen relaciones que se vuelven totalmente enfermizas. La persona sufre por todo, se amarga la vida a sí misma al sentirse incapaz de tomar decisiones, es como una cárcel del desamor constante donde la esperanza de que algo cambie hace seguir en un punto fijo a sus protagonistas. ¿Qué rasgos definen una relación enfermiza?
La ley del miedo
La ley del miedo rige la relación hasta el punto de que una de las partes vive sometida a la otra. No existe confianza para hablar de temas importantes y muchas cuestiones se evitan solo por no romper la paz y no discutir.
Te sientes víctima
Una persona que está inmersa en una relación enfermiza no se siente amada y querida. En realidad se siente una víctima de una historia que no le hace feliz pero no tiene la fortaleza necesaria para poner punto y final a esa situación que tanto le angustia. Es como si hubiera perdido la perspeciva real de qué es el amor: cuando algo no va bien, la mejor decisión es romper
Emociones desagrables
En una relación enfermiza las emociones desagradables se apoderan del corazón de sus protagonistas: rabia, tristeza, enfado, resentimiento, culpa, soledad, vacío existencial… También se viven cambios bruscos de humor porque el amor enfermizo se torna un tiovivo en donde en cuestión de un solo día es posible pasar por diferentes fases y distintas etapas.
Pérdida de amigos
Una persona que vive una relación enfermiza está desgastada y sin energía. Su vida social también se reduce y hay amigos que se cansan de no recibir ningún tipo de correspondencia. De esta forma, el desamor se hace más amargo todavía en medio de la soledad que causa la pérdida de amistades.
Oposición de la familia
La familia se opone a la situación con la impotencia de no poder abrir los ojos a quien parece estar ciego. Cuando tu entorno te dé una opinión negativa de tu relación intenta escuchar de una forma asertiva para analizar qué puede haber de verdad en su opinión.