Parejas en casas separadas: ¿Son más felices?

El universo de la pareja está muy condicionado por las costumbres culturales. Todavía se sigue repitiendo como el más habitual el esquema de un noviazgo que deriva en el paso de compartir piso, aunque sí ha cambiado el punto de que ahora son muchas las parejas que deciden dar este paso sin casarse como era habitual en generaciones anteriores. En muchos casos, ahora el matrimonio llega después. Sin embargo, más allá de los convencionalismos, también hay casos de parejas que encuentran una fórmula de felicidad distinta: la de vivir en casas separadas. Una decisión que para ser satisfactoria para ambos debe ser tomada de mutuo acuerdo. En ese caso, las personas analizan esta opción como una posibilidad que les permite no renunciar a su espacio personal a costa del amor.

¿Son más felices quienes hacen esta elección?

Es imposible comparar la felicidad y medirla en kilos. Sin embargo, quienes hacen esta elección, toman esta iniciativa como una forma de huir de los posibles enemigos de la convivencia: el exceso de rutina es uno de los ingredientes más habituales. En ese caso, conviene puntualizar que la monotonía también llega a la vida de aquellas parejas que viven en distintos pisos ya que lo que en un primer momento resulta muy novedoso deja de serlo en algún momento. Lo importante en el amor es que cada pareja encuentre su propio camino. Un camino que sea fruto del consenso mutuo y los pactos.

Inconvenientes de esta elección

Uno de los inconvenientes de esta elección es que incluso tomándola de mutuo acuerdo puede ser difícil encontrar el equilibrio en pactar normas de pareja que gusten a ambos. Por ejemplo, pueden surgir conflictos si uno de los dos es siempre el que va al piso del otro. Al igual que puede darse la situación de que con la edad, esta elección guste menos. Del mismo modo, esta alternativa es poco viable en caso de querer formar una familia. Y desde el punto de vista económico, es una elección más cara.