Enamorarse después de una ruptura amorosa no es nada fácil, pero si además hay niños de por medio, la tarea parece que se complica aún más.
Encontrar una pareja que acepte un hijo de otra relación no es tarea fácil. Es lógico que la otra persona no quiera cargar con esa gran responsabilidad de aceptar un hijo como propio.
Eso, añadido al hecho de querer disfrutar de los inicios del romance a solas, sin interrupciones inesperadas, son las justificaciones que ponen la mayoría de las personas que se encuentran es esa situación, para negarse a salir con alguien que viene con niños «incorporados».
Y es que, a la hora de la verdad no tenemos la mente tan abierta como presumimos. Generalmente el afán por convertirnos en los únicos protagonistas de la vida de la otra persona, hace que en muchos casos, estas relaciones sean complicadas o no prosperen.
Sorprendentemente, son las mujeres quienes más reticentes se muestran a comenzar una relación así. Es una muestra de la fantasía que implica desear que el otro no tenga pasado, y si la relación se formaliza, el deseo de ser la primera mujer en su vida, de “darle” un hijo en el futuro.
Sin embargo, alrededor del 40% de los hombres no tienen ningún problema en intentar iniciar una nueva vida con alguien que aporte hijos de una relación anterior, algo que no tiene por qué ser negativo.
Una buena clave para que estas relaciones funcionen, es dedicar tiempo diario a la relación amorosa, aparte de la dedicación destinada a los hijos. Que la otra persona sienta que el progenitor/a le dedica atención y cuidados, compatibles con los de sus hijos, sintiéndose así que forma parte de sus vidas.