En la vida, es importante vivir el día a día, en primer lugar, porque nadie sabe qué puede pasar mañana. Pero también, para evitar creer que se pueden volver a repetir conflictos del pasado. Vivir el ahora te permite darte una segunda oportunidad a ti mismo, hacer borrón y cuenta nueva, pero también, comenzar sin rencores al estar en paz contigo mismo.
Ser abandonado
El miedo a ser abandonado te coloca en el rol de víctima en tanto que las personas que conviven con este pensamiento que puede llegar a ser obsesivo, asocian la idea de la soledad con un drama, como si el hecho de ser abandonado fuese sinónimo de ser un perdedor en un combate importante.
Las personas que sufren por el hecho de ser abandonadas sufren doblemente, en primer lugar, al adelantarse a los acontecimientos, y en segundo lugar, cuando llega el momento en realidad. Algo que supone una pérdida de tiempo y de energía que es mejor invertir en algo más constructivo y más positivo.
¿Qué esconde el miedo a ser abandonado?
Por supuesto, desde un punto de vista objetivo, puede que el miedo a ser abandonado esconda una situación real: así sucede en el caso de aquellas personas que están en una relación que no funciona. Generalmente, antes de que llegue la ruptura, las personas tienen un presentimiento o una voz interior que les dice que algo no va bien.
Pero el miedo a ser abandonado también puede estar asociado con el miedo al qué dirán, este temor tiene mucho peso en quienes viven de cara a la galería. Además, las personas que ya han sufrido pérdidas importantes en su vida, pueden llegar a ponerse en lo peor sin que eso haya pasado todavía.
El miedo al abandono te pone en contacto con tu propia esencia: la de la soledad. Pero está claro que como persona adulta, cualquier persona es autónoma e independiente.